domingo, 22 de mayo de 2011

cuidado del agua.Ecología.8va.parte

LA FUNCIÓN ECOLÓGICA DEL AGUA



  Para la ecología el agua tiene un doble valor, por una parte es un elemento del ecosistema y es consecuentemente un activo social, por otra es generador de ecosistemas.
Con ser cuestiones muy importantes a considerar, cuando se trata de llevar a cabo aprovechamientos de agua, la conservación de las especies y de los ecosistemas afectados, no podemos olvidar la función que realiza el agua cuando fluye, de modo variable, desde las cabeceras de los ríos hasta el mar, puesto que moviliza y distribuye elementos químicos tan importantes para la vida como el fósforo o el anhídrido carbónico.

  La función ecológica del agua en sus dos vertientes fundamentales:
  • a)mantenimiento de los ecosistemas que le son propios.
  • b)vehículo de transporte de nutrientes, sedimentos y vida, es un bien común cuyo respeto debe conciliarse con el desarrollo sostenible de las actividades humanas sobre la tierra.
  Existen algunas zonas geográficas tradicionalmente afectadas por la escasez del recurso hídrico a las que no se puede dar una solución aceptable para sus problemas si no es la mayor y mejor disponibilidad de ese recurso, que no poseen, puesto que tanto las aguas subterráneas como la reutilización y, en su caso, la desalación se han aplicado hasta límites razonables sin resolver los problemas, y que, por tanto, debería ser suministrado por la aportación externa de agua o la modificación de sus estructuras productivas.

  En ciertos casos, la desalación podrá resolver algunos problemas hidrológicos pero, además del alto coste que comporta, su utilización masiva supone una contradicción básica desde el punto de vista ecológica puesto que se sustituyen los recursos renovables por otros que demandan un elevado consumo energético -muchas veces de origen fósil.
Es conveniente introducir el volumen de agua realmente consumido como factor para distribuir los costes de la misma entre los usuarios, resolviendo lógicamente los problemas de control que se plantean, puesto que esta medida incentivaría el ahorro.
Es imprescindible revisar los criterios de asignación del agua, especialmente en lo que respecta a las actividades económicas. La incidencia negativa que los nuevos criterios pudieran tener sobre algunos regadíos (hay distintas agriculturas y distintos agricultores), debe ser corregida considerando la función social que es inherente a la mayor parte de esos regadíos. La subvención de los costes del agua es contraproducente con la asignación eficaz del propio recurso.
Cualquier demanda de nuevas disponibilidades de agua para usos económicos debe someterse a un riguroso análisis coste-beneficio, bien entendido que por la movilidad del recurso y la amplitud de sus funciones habrán de considerarse todos los costes y todos los beneficios. 
    
Fuente: http://www.solociencia.com/ecologia/problematica-global-agua-funcion-ecologica.

    EL AGUA, UN ELEMENTO SUMAMENTE IMPORTANTE!
 Hace ya mucho tiempo que el ciclo del agua hace correr mucha tinta. Faceta escencial de la vida en nuestro planeta, el constante intercambio de agua en la hidrosfera -evaporación, precipitaciones y cursos de agua- moviliza y fascina a los investigadores. Durante mucho tiempo solo la parte terrestre de este ciclo había interesado a los especialistas. Pero hoy en día, en un momento en que se intenta optimizar los métodos de irrigación y de explotación de las aguas, la parte atmosférica conoce también su hora de gloria. Si las interacciones entre las ramas atmosférica y terrestre de la hidrosfera permiten mantener un estado de cuasiequilibrio del sistema climático, la dinámica del ciclo del agua, en contrapartida, esta asegurada por la circulación atmosférica general.
Froggy Image by Matthew Stewart | Photographer via Flickr
En la Tierra, el agua está presente bajo todas sus formas: líquido, hielo o vapor. Está distribuida en cinco reservas interconectadas cuyo conjunto constituye la hidrosfera. El mar es la más importante de estas reservas, seguida por los depósitos de hielo o de nieve, las aguas terrestres, la atmósfera y por último la biosfera. Con mayor precisión, el mar contiene 1350 x 1015 m3 de agua, es decir, el 97% de toda el agua contenida en la hidrosfera. Los continentes poseen 33,6 x 1015 m3, principalmente localizados en los hielos árticos y antárticos. La atmósfera alberga sólo una cienmilésima parte del contenido en agua del sistema climático: 0,013 x 1015 m3. Es posible que el examen de esta cifra provoque una cierta sorpresa. La abundancia de las precipitaciones, así como su influencia sobre el clima y los recursos hidrológicos, no parece guardar proporción con la cantidad mínima de agua presente en la atmósfera en un momento dado.

 En los continentes, el agua se distribuye entre distintas reservas, la más importante de las cuales, y de lejos, está formada por los glaciares (25 x 1015 m3) que totalizan cerca del 1,8% de la hidrosfera; vienen a continuación las aguas superficiales (8,4 x 1015 m3), los lagos y los ríos (0,2 x 1015 m3) finalmente la materia viva de la biosfera (0,0006 x 1015 m3. En los yacimientos formados por las aguas subterráneas, las aguas que empapan los suelos (baldosa) no representan más que 0,066 x l0l5 m3. El resto está distribuido casi uniformemente entre depósitos de profundidad menor o igual a 800 metros.
Estos yacimientos son objeto de incesantes transferencias de grandes cantidades de agua dentro del sistema climático. Todos tenemos una noción intuitiva del ciclo del agua, al menos de sus líneas maestras: evaporación, precipitación, cursos de agua. Todo viene del mar y todo vuelve al mar de un modo u otro. El tiempo de permanencia del agua en cada tipo de reserva puede calcularse a partir de la cantidad de agua presente en dicha reserva y de su velocidad de acumulación o desaparición. En la atmósfera, el tiempo de permanencia es de unos nueve días; en los hielos polares y en el mar, en cambio, es de varios miles de años.


Un ciclo bien conocido

 ¿Cómo se realiza el ciclo del agua? Consideremos la atmósfera como punto de partida del ciclo: el agua se acumula en la atmósfera bajo la acción de los procesos de evaporación que tienen lugar en la superficie del mar y de los continentes y también por obra de plantas y animales. Al ascender, el aire húmedo se enfría y luego se condensa parcialmente en forma de nubes; en definitiva, la atmósfera contiene agua en forma de vapor, de líquido o de cristales de hielo. Debido a la gravedad, el agua vuelve a caer al mar o a los continentes en forma de lluvia, nieve, granizo u otra forma cualquiera de precipitación.

 

El vapor de agua se renueva constantemente en la atmósfera.

¿A qué leyes obedece el balance de la distribución del agua en la atmósfera? Este balance está gobernado por varios procesos: la evaporación (que constituye el aporte de agua a la atmósfera), las precipitaciones y el desplazamiento de las masas de vapor de agua por obra de los vientos (que constituyen los dos procesos de desaparición de agua en una región dada). Así pues, los datos necesarios son el grado de humedad y la velocidad de los vientos a distintas altitudes. Estos valores han sido medidos sistemáticamente por los servicios meteorológicos de los países miembros de la OMM (Organización Meteorológica Mundial) durante unos diez años (mayo de 1963-abril de 1973) mediante una red de sondas atmosféricas uniformemente distribuidas alrededor de la Tierra. Los datos han sido tratados en el Geophysical Fluid Dynamics Laboratory/NOAA de la universidad de Princeton,, en Estados Unidos. En cada año se han estudiado detalladamente dos periodos, que dan los valores extremos: de diciembre a febrero y de junio a agosto.
Por las razones ya mencionadas, entre otras una mejor explotación de los recursos de la Tierra, el estudio de la parte atmosférica del cielo del agua reviste una importancia creciente. Como demostramos en 1983, el vapor de agua no está distribuido uniformemente en la atmósfera (Fig. 2). (3) El mapa de la distribución del contenido en agua de la atmósfera -o cantidad de agua "precipitable" en la atmósfera (W)- revela inmediatamente, con algunas excepciones, una disminución continua de W en función de la latitud, del ecuador a los polos: la cantidad de agua precipitable llega a ser de 50 kg/m2 en las regiones ecuatoriales y apenas si rebasa 5 kg/m2 en las zonas

Fuente: http://vinculando.org/ecologia/cambio_climatico_agua_en_la_atmosfera_y_el_ciclo_del_agua.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario